Madrid - Publicado el
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El Soplo del Espíritu va de padres a hijos en muchas familias donde la Santidad brilla entre sus miembros. Hoy celebramos a Santa Juliana Falconieri. Ella recoge el testigo de una vida fiel a Dios que hay dentro de su ámbito familiar. Nace en Florencia en el año 1270. De familia noble es sobrina de San Alejo Falconieri, uno de los Fundadores de la Orden de los Servitas.
Ella rechaza toda pretensión de matrimonio y decide acercarse a la vida de contemplación y oración. Con la ayuda de su tío y los Servitas funda la Rama Femenina de esta Orden. Le da el nombre de Siervas de María. Se llaman también “Mantellate” en italiano porque llevaban un manto negro sobre una túnica blanca.
El carisma recoge aspectos importantes de la Fe como la oración y al penitencia en el trato con Dios. Esto les lleva luego a la caridad con el prójimo en la atención a los enfermos y a los pobres. Sin ser de vida contemplativa, llevaba una vida muy austera. Fue superiora durante varios años de su Convento.
Todos le consideraban a una mujer que vivía a Dios y una verdadera madre espiritual, especialmente de los que más sufrían o necesitaban apoyo espiritual y humano. Al enfermar gravemente recibe al Señor espiritualmente de una forma muy especial. Muchos testifican el milagro que sucede.
Como no puede ingerir alimentos ni tragar pide que le pongan la Sagrada Forma sobre su corazón. Hay un punto en el cual desaparece, entrando dentro de ella. Los estudiosos lo han llamado la Comunión Mística. Y es que si algo tenía era una gran Devoción hacia Cristo Eucaristía. Santa Juliana Falconieri muere en el año 1341.
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