La discapacidad, el magisterio de la fragilidad
Esta semana se ha celebrado el Jubileo de las personas con discapacidad. Con este motivo, Mario Alcudia reflexiona sobre cómo esa fragilidad no ensombrece el resplandor del Evangelio. El Papa Francisco hablaba de la necesidad del compromiso de la Iglesia en ese caminar juntos sin exclusiones

LA DISCAPACIDAD, EL MAGISTERIO DE LA FRAGILIDAD | FIRMA MARIO ALCUDIA
Publicado el
2 min lectura
A pesar de que estamos en días de Sede Vacante el Año Jubilar convocado por el Papa Francisco sigue adelante y durante la semana se han venido sucediendo diversas celebraciones. Si el sábado pasado, coincidiendo con los funerales del Pontífice, era el de los Adolescentes, esta semana han sido el del Trabajo y otro en el que me quiero detener, el de las personas con discapacidad. Son personas para las que la fe, como para ti y para mí, es algo esencial en la vida. En estos últimos años la Iglesia ha hecho un gran esfuerzo para promover su participación e integración haciendo, como pedía el Papa, una Iglesia participativa, inclusiva, solidaria, en la que nadie que tenga una discapacidad, o capacidades diferentes, se sienta excluido.
Decía el arzobispo Rino Fisichella en esta celebración que las personas con discapacidad han estado demasiado tiempo en la sombra, y que es el momento de reavivar la esperanza, porque quien experimenta la debilidad, es un gran testigo del amor de Cristo. No son meros receptores sino auténticos agentes de evangelización en la vida de la lglesia.
Desde la CEE, desde cada una de las diócesis, se está trabajando mucho y bien para que sea reconocida la inmensa riqueza de estas personas, fijándonos no en sus limitaciones aparentes sino en sus enormes cualidades y posibilidades, porque es evidente que son una fuente de gracia. En este proceso de inclusión juegan un papel fundamental las familias y los catequistas.
Y es que como señalaba el Papa Francisco, nadie está excluido del anuncio del Evangelio; la transmisión de la fe no tiene fronteras de ningún tipo, es un don que el Señor regala a todos. Todo ello, como te digo, se ha puesto de manifiesto en este Jubileo, que las personas con discapacidad, son testimonio vivo del Evangelio, grandes y elocuentes testigos del Señor Resucitado.