Ethel Eljarrat, investigadora: "Al cabo de los años, beber agua con microplásticos puede provocar un cáncer"

Los compuestos tóxicos asociados a los plásticos también afectan a la fertilidad y se relacionan con enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson

Espalda de un niño rubio caucásico de cuatro años con camisa blanca bebiendo de una botella de agua de plástico vacía, en una calle de Madrid
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Poniendo las Calles

Carlos Moreno 'El Pulpo' charla con Ethel Eljarrat, directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, el IDEA, sobre los efectos de mascar chicle y el medioambiente

José Manuel Nieto

Publicado el

3 min lectura

La presencia de microplásticos en nuestra vida diaria ha dejado de ser un tema reservado a la ciencia para convertirse en una preocupación de salud pública. Así lo ha manifestado Ethel Eljarrat, directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA), en una entrevista en Poniendo las Calles, el programa de Carlos Moreno 'El Pulpo' en la Cadena COPE. Eljarrat ha advertido de que la exposición prolongada a estos contaminantes puede tener efectos devastadores en el organismo humano: “Al cabo de los años, beber agua con microplásticos puede provocar un cáncer”.

Esta afirmación se apoya en estudios científicos que evidencian la presencia de partículas plásticas en tejidos humanos como pulmones, placenta, sangre e incluso el cerebro. “No es que tengan algo especial, sino que no los podemos metabolizar. Una parte se excreta, pero otra se queda en nuestro organismo”, explicó la investigadora. Esta acumulación prolongada es la que podría estar detrás de efectos tóxicos aún en evaluación por parte de la comunidad científica.

Neurotoxicidad y cáncer

La amenaza de los microplásticos no se limita a su dimensión física. Como señaló Eljarrat, estos materiales contienen aditivos químicos como ftalatos, bisfenol A, retardantes de llama, entre otros compuestos tóxicos ampliamente utilizados en la industria para modificar propiedades del plástico. “Algunos de estos compuestos actúan como disruptores endocrinos, afectando al sistema hormonal, la tiroides o provocando diabetes. Otros pueden tener efectos neurotóxicos relacionados con el Alzheimer o el Parkinson”, indicó. Y añadió: “Hay algunos también que provocan efectos en la fertilidad”.

Fit pretty woman drinking water from a reusable bottle after training above the city with the Alhambra in the background at sunset in summer

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Mujer guapa en forma bebiendo agua de una botella reutilizable después de entrenar sobre la ciudad con la Alhambra de fondo al atardecer en verano

Aunque los estudios sobre el impacto directo de los microplásticos en la salud humana aún están en desarrollo, los efectos de los aditivos químicos están ya bien documentados. La exposición crónica, incluso a dosis mínimas, puede acumularse a lo largo del tiempo y tener consecuencias graves para el organismo. Tal como alerta la propia Eljarrat, no se trata de una intoxicación inmediata, pero “la acumulación silenciosa puede desencadenar enfermedades en el futuro”.

Este problema no afecta solo a lo que comemos o bebemos. La experta señala que estamos rodeados de plásticos en todos los ámbitos de nuestra vida: en el hogar, el trabajo, el coche, incluso en el aire que respiramos. “Hoy en día, el 70% del textil es plástico: es poliéster. Y esas microfibras están constantemente en suspensión en el aire”, añadió. Esta exposición ambiental ha hecho que los microplásticos estén ya presentes en ecosistemas naturales y también en la cadena alimentaria, especialmente en productos marinos.

¿Qué podemos hacer?  

Los datos son preocupantes, pero Eljarrat también aportó algunas claves para minimizar riesgos: “No se trata de alarmar, sino de tomar conciencia. No vamos a desarrollar una enfermedad mañana por beber agua de una botella de plástico, pero sí hay que reducir la exposición acumulativa”. En este sentido, recomendó apostar por materiales alternativos como el vidrio, reducir el uso de productos envasados en plástico y prestar atención a los productos cosméticos o de limpieza que puedan contener partículas plásticas.

El caso del chicle, tema que motivó esta entrevista, es un ejemplo paradigmático. Un estudio de la Universidad de California reveló que al mascar chicle se liberan nanoplásticos en la saliva, partículas aún más pequeñas que los microplásticos, y por tanto más peligrosas. Esto se debe a que cuanto menor es el tamaño de la partícula, mayor es su capacidad para atravesar barreras biológicas, como las membranas celulares, e incorporarse al organismo.

Mujer joven bebiendo agua de una botella roja de pie en el campo con montañas al fondo

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Mujer joven bebiendo agua de una botella roja de pie en el campo con montañas al fondo

La comunidad científica sigue evaluando el verdadero alcance de esta amenaza invisible. Pero desde ya, los expertos piden que se adopten medidas preventivas tanto a nivel individual como colectivo. La Unión Europea ya ha comenzado a legislar sobre el uso de microplásticos en cosméticos y detergentes, como se puede leer en este informe de la Comisión Europea.

En un mundo inundado por el plástico, la advertencia de Eljarrat debería servir como una llamada de atención para cambiar hábitos cotidianos y exigir políticas públicas más firmes. Porque como concluyó la investigadora, “el plástico está por todas partes, pero los efectos que tiene sobre nuestra salud todavía no los estamos viendo del todo. Los veremos con los años”.

Herrera en COPE

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