León XIV, el primer pontífice agustino

Celebramos providencialmente mañana el Domingo del Buen Pastor y eso precisamente es lo que el Espíritu Santo nos ha regalado a la Iglesia esta semana a través del Papa León XIV, un buen Pastor, el 267 sucesor de Pedro según el corazón de Dios para el bien de la Iglesia y de la humanidad

Un nuevo Pontífice que encarna a Pedro y su misión, y de esa manera representa a Cristo en la tierra, convirtiéndose en la roca sobre la cual se debe edificar la Iglesia.

El nombre elegido refleja de alguna forma su deseo de marcado carácter social.

En sus primeras palabras nos dejaba, además, claro que sabe que entre las prioridades de su Pontificado está la de promover la paz de Cristo Resucitado, paz desarmada y desarmante, humilde y perseverante.

Además el nuevo Pontífice destacaba que debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, que construye puentes y sinodal, cerca especialmente de quienes sufren.

Y también, como no, una fuerte la llamada a mantener la unidad de la Iglesia querida por el mismo Cristo.

A imagen de Jesucristo el Buen Pastor, y siguiendo sus huellas, el Papa se convierte en el primer misionero del Evangelio, con el deber de desenmascarar las falsas antropologías, rescatar los valores despreciados por las ideologías y discernir, por tanto, la Verdad.

Con esa misma pasión de Cristo que entregó a Pedro las llaves del Reino de los Cielos, tiene como misión confirmarnos en la fe y apacentar la comunión de su rebaño, en plena fidelidad al Evangelio.

Un nuevo Papa León XIV según el corazón de Dios, para el bien de la Iglesia y de la humanidad. Recemos mucho por este nuevo Pedro que ya guía el timón de la barca de la Iglesia.