Con los movimientos en la senda iniciada por Juan Pablo II

Había expectación por los diversos encuentros del Papa con los movimientos y asociaciones eclesiales en torno a la fiesta de Pentecostés. Me fijo en el discurso de León XIV a los responsables de estas realidades eclesiales, “muy diferentes entre sí y todas importantes para la Iglesia”. Comenzó subrayando que “nadie es cristiano solo, formamos parte de un pueblo, de un cuerpo que el Señor ha constituido”. Después subrayó que en la Iglesia todo se entiende en referencia a la gracia, al don de Dios: “la institución existe para que la gracia se ofrezca siempre, y los carismas surgen para que esta gracia sea recibida y dé fruto… Dios suscita los carismas para que despierte en los corazones el deseo de encontrar a Cristo, la sed de la vida divina que Él nos ofrece”. Y retomando una frase acuñada por San Juan Pablo II, el Papa León afirmó que “los dones jerárquicos y carismáticos son coesenciales a la constitución divina de la Iglesia fundada por Jesús".

Más tarde, invitó a las asociaciones y movimientos a colaborar con su ministerio especialmente en dos ámbitos. Primero, siendo fermento de unidad. La unidad en la Iglesia no viene de nuestras componendas, tiene su fundamento en Cristo. Y el Papa pidió que los diversos carismas permanezcan siempre al servicio de la unidad de la Iglesia y sean ellos mismos “fermento de unidad, de comunión y de fraternidad en un mundo desgarrado por la discordia y la violencia”. El segundo ámbito es la misión. León XIV ha reconocido el impulso misionero de muchos movimientos y les pidió que lo mantengan vivo, estando atentos a la realidad actual y a sus nuevos desafíos, tanto en los lugares de la primera evangelización como en las parroquias, para llegar a muchos que están lejos pero que esperan el anuncio del Evangelio de Cristo. “¡Gracias por lo que sois y por lo que hacéis!”, les dijo al final el Papa. Un encuentro paternal, sin sombras de sospecha ni controversias inútiles, exigente al describir un horizonte verdaderamente grande.