El truco que aplica un anciano en el banco al ir a ventanilla para que le atiendan antes: lo revela su nieta
La historia se ha hecho viral por lo surrealista de la situación

El truco que aplica un anciano en el banco al ir a ventanilla para que le atiendan antes: lo revela su nieta
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¿Cómo contemplamos y tratamos a nuestros mayores? ¿Con conmiseración? ¿Con el respeto debido?
Se lo pregunto porque hoy quiero presentarles al abuelo de Sol. El abuelo de Sol se ha hecho viral por mostrar cómo se comporta cuando va al banco.
Oiga, no es fácil para ellos entenderlo cuando van a una oficina. Bueno, ni para ellos ni para nosotros muchas veces. El numerito, la espera, la cola, los papeles, los términos bancarios, la tarjeta, la cartilla, recordar bien el número pin...
No es fácil, ya les digo, y tampoco que haya alguien con un poquito de tiempo para echarles una mano.
El abuelo de Sol es un señor con mucha edad pero está fantástico de aspecto. Y camina muy ligero. Pero cuando llega al banco, hace un teatrito. Camina más despacio, como con dificultades. Pierde algo de fuerza en la voz, y se vuelve un adorable ancianito indefenso.
Así que el abuelo de Sol consigue lo que quiere: que le ayuden, avanzar rápidamente en la cola y que le atiendan el primero y con mucha amabilidad.
Oigan, mayores serán, pero de tontos, ni un pelo...
Un anciano estadounidense pide un préstamo para cuidar a su mujer y se queda a cuadros por lo que le da la chica que le atiende
Donald es un nonagenario, pero sigue trabajando. Es un veterano de guerra, pero ha vuelto a trabajar. No por gusto, sino por necesidad. Un día, se acercó a un establecimiento donde obtiene algún préstamo cuando el sueldo le llega un poco tarde.
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Lo pide porque su mujer está enferma y ya sabemos que en Estados Unidos, cualquier cosa relacionada con la salud es carísima. Se acercó a la ventanilla y ahí estaba la chica con la que habitualmente negocia esos anticipos. Fue a devolver el último, 1.380 dólares, pero como no le llegaba, sacó unas pequeñas bolsas con algunas joyas diminutas.
Pero a Donald le esperaba una sorpresa.
La chica de la ventanilla le entregó un sobre, como si fuera un regalo. Ella había mirado el DNI de Donald y sabía que este mes era su cumpleaños. Dentro del sobre había un cheque por valor de 1.300 dólares.

Un anciano estadounidense pide un préstamo para cuidar a su mujer y se queda a cuadros por lo que le da la chica que le atiende
A mí me parece que el karma no existe. Si el karma existiera, todos los niños del Tercer Mundo habrían sido recompensados, pero, hay algo, hay una justicia divina, una justicia humana que vincula acciones y consecuencias. O lo que es lo mismo: la bondad llama a la bondad.
Donald no solo recibió el dinero para pagar su último préstamo, sino que su historia, que se hizo viral, llegó a mucha gente. Tanta, como para recaudar 250.000 dólares para él. La justicia divina, la humana.
Y ahora, Donald, vaya a descansar.