Una psicóloga española trabaja en la cárcel más duras de Estados Unidos y no da crédito con una de las tácticas que usan: está considerado tortura

Virginia Barber, psicóloga forense, explica a Cristina López Schlichting una táctica que es considerada tortura por las Naciones Unidas

La cárcel de Rikers Island
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Virginia Barber, en Fin de Semana

Luis Calabor

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

En España, la Constitución establece con claridad que la finalidad de la cárcel es la reeducación y la reinserción social. Este enfoque, que busca ofrecer una segunda oportunidad al recluso, contrasta frontalmente con el sistema penitenciario estadounidense, mucho más centrado en el castigo. En palabras de la psicóloga forense Virginia Barber, "la Constitución española establece que uno de los objetivos de la encarcelación incluye la reeducación y la rehabilitación. Y eso como tal no se encuentra dentro de la Constitución en Estados Unidos".  

Barber, natural de Lanzarote, ha trabajado durante ocho años en Rikers Island, una de las cárceles más duras y problemáticas del sistema penitenciario norteamericano. Su testimonio, ofrecido en Fin de Semana de COPE con Cristina López Schlichting, ofrece una mirada única sobre la crudeza de las prisiones en EE.UU.  

La cárcel de Rikers Island

La cárcel de Rikers Island

La condena que la onu considera tortura

Rikers Island, ubicada en Nueva York, alberga hasta 10.000 internos. Es un complejo penitenciario con tan mala fama que recientemente ha pasado a estar bajo control federal. La experiencia de Virginia Barber allí ha sido reveladora: "Hay módulos donde los internos están en celdas durante 22 o 23 horas al día. Salen solo una hora y solos, sin contacto con otros presos".  

Este tipo de confinamiento extremo tiene consecuencias devastadoras para la salud mental. La psicóloga canaria lo confirma: "La ONU considera que el aislamiento de más de 15 días es tortura. Lo que yo veo son síntomas de ansiedad, pánico, depresión, autolesiones y hasta alucinaciones".  

Vista aérea de Rikers Island

WP

Vista aérea de Rikers Island

Además, Barber denuncia que estas medidas no solo no reducen la violencia, sino que muchas veces la agravan: "Las personas salen con mucha más ira de la que tenían al entrar. No es un método eficaz".  

En Estados Unidos, muchos reclusos cumplen cadena perpetua sin posibilidad de revisión. A diferencia de España, donde las penas más largas incluyen mecanismos de reinserción, allí muchos presos saben que no saldrán jamás. Según Barber, "los primeros años son los más duros. El momento de recibir la condena es un factor de riesgo altísimo para el suicidio".  

Las personas salen con mucha más ira de la que tenían al entrar. No es un método eficaz".

Virginia Barber

Psicóloga forense

EL CAMBIO QUE ESTA TORTURA CREA EN LOS PRESOS

Sin embargo, la resiliencia humana sorprende. "Muchos internos acaban encontrando un sentido a su vida dentro de prisión: estudian, trabajan, crean iglesias, escriben cartas. Es fundamental que mantengan contacto con sus familias", explica.

¿Están los presos más peligrosos “como cabras”? Virginia Barber lo desmiente parcialmente. "No hay una relación tan fuerte entre trastorno mental grave y violencia como se suele pensar", aclara. Eso sí, señala que "lo que sí vemos son muchos trastornos de la personalidad, como el trastorno antisocial o psicopático, y un índice altísimo de maltrato infantil en la infancia".

Las adicciones también son un factor clave en los antecedentes penales. "Las drogodependencias están muy presentes en la mayoría de los casos", añade.

Rikers Island ha recibido muchas denuncias por la falta de derechos humanos

Rikers Island ha recibido muchas denuncias por la falta de derechos humanos

Barber descubrió su interés por la psicología forense tras unas prácticas con drogodependientes en Vallecas. "Allí vi que muchos pacientes habían pasado por la cárcel y que la enfermedad mental estaba muy presente". Sin apenas opciones en España en aquel momento, su padre —un aventurero convencido— la animó a estudiar inglés en Nueva York. Allí encontró su camino: "Fui a una clase de psicología forense como oyente y supe que era mi vocación".

Aunque ha trabajado con presos de larga duración, Barber nunca ha aceptado casos relacionados con la pena capital. “Como estoy en contra de la pena de muerte, no puedo ser objetiva si hago peritajes en esos casos”, afirma rotunda.

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