Los mejores trucos para cuidar tus joyas y que luzcan como el primer día
“El gran error es pensar que por guardarlas en un cajón están protegidas. No es así”

Argimiro: "Existen soluciones caseras muy efectivas, una de las más curiosas: la miga de pan"
Valencia - Publicado el
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Cada semana, Argimiro Aguilar, de Argimiro Joyeros, comparte en Mediodía COPE Más Valencia su pasión por el universo de la joyería, y esta semana ha querido centrarse en algo muy habitual: esas joyas heredadas o que simplemente llevamos tiempo sin usar y que, sin los cuidados adecuados, pueden deteriorarse con facilidad.
“El gran error es pensar que por guardarlas en un cajón están protegidas. No es así”, advierte. Según Aguilar, los metales nobles como el oro, la plata o el platino se rayan con facilidad si se almacenan mal. Por ejemplo, guardar varios anillos juntos en un joyero puede provocar que se dañen entre sí.
El oro y el mito del quilataje
Uno de los temas más curiosos que Aguilar desvela es la diferencia entre el oro de 24 y el de 18 quilates. “Cuantos más quilates, más blando es el oro. El de 24 es oro puro, pero no se usa en joyería porque se deforma con facilidad”. Por eso se alea con plata y cobre, lo que da lugar al oro de 18 quilates, más resistente pero propenso a oxidarse y cambiar ligeramente de color con el tiempo.
¿Solución? “Basta con limpiarlo con una valleta especial o traerlo a la joyería para un pulido profesional. Y no, al pulir no se le quita oro a la pieza, como algunos piensan. Es como limpiarse los zapatos: no te quedas sin suela por sacarle brillo”, explica con humor.
La plata, más delicada en ambientes húmedos
La plata, especialmente en ciudades costeras, necesita más atención. “Se oxida con facilidad por la humedad y la sal del ambiente, pero tiene solución”, dice Aguilar. Se puede limpiar en joyería, y para evitar que se vuelva a oxidar, recomienda aplicar un baño de rodio, un líquido que crea una película protectora y mejora su aspecto visual, dándole un acabado parecido al oro blanco.
Un ejemplo curioso: las peinetas de fallera, muchas veces afectadas por la laca del peinado, también pueden beneficiarse de esta técnica.
Cómo recuperar el brillo de los brillantes
¿Notas que tu anillo de brillantes ya no deslumbra como antes? La solución es más sencilla de lo que parece. “Una de las propiedades del brillante es su alta adherencia a la grasa. Basta con sumergir la pieza en alcohol de 96 grados por la noche y limpiarla por la mañana con un cepillo de púas blandas”, detalla. Consejo de experto: tapa la pila antes de enjuagar, por si acaso.
Remedios caseros: pan, goma de borrar y bolsitas
Más allá de los tratamientos profesionales, existen soluciones caseras muy efectivas. Una de las más curiosas: la miga de pan. “Nuestras abuelas ya la usaban. Se hace una bolita con la miga y se frota sobre la joya, especialmente la plata. Funciona como una goma de borrar”, explica.
En efecto, la goma blanca de Milán también sirve para limpiar oro y plata. Pero cuidado: “No uses la goma verde, que puede dejar restos de color”.
A la hora de guardar las joyas, lo mejor es hacerlo por separado y en bolsitas individuales. Aguilar recomienda las flip blocks transparentes con cierre hermético, que regalan en su joyería para ayudar a evitar roces y oxidaciones innecesarias.
Perlas: delicadeza al máximo
Las perlas, por su parte, requieren aún más mimo. “Son porosas y absorben perfume, maquillaje y cremas, por lo que se ensucian con facilidad. Basta con pasarles el paño de las gafas para dejarlas como nuevas”, asegura. Aguilar recuerda cómo incluso en actos oficiales ha visto collares de perlas que necesitaban un repaso urgente: “Estuve a punto de decirle a alguien del equipo consistorial que me dejara el collar para limpiarlo”.
Cuidar para conservar
Desde limpiar un solitario en casa hasta rejuvenecer una pieza heredada con un baño profesional, el objetivo está claro: mantener nuestras joyas en perfecto estado para que duren toda la vida. “Queremos que brillen más que las de todas sus amigas”, concluye con una sonrisa.
Y lo mejor, dice, es que estos cuidados no son caros. “Una limpieza a fondo es barata, rápida y totalmente recomendable. A veces, basta con un gesto para que esa joya vuelva a parecer recién salida del escaparate”.
¿Tienes joyas olvidadas en casa? Quizá ha llegado el momento de sacarlas del cajón, darles una segunda vida… y lucirlas como se merecen. Porque una joya bien cuidada no solo brilla: cuenta historias.