Molina impone su clasicismo y sale a hombros junto a Crespo y Montero en una gran tarde en Valdemoro

La Copa Chenel vivió en Valdemoro una de sus tardes más completas. Con el cartel de “No hay billetes” colgado desde primeras horas, el festejo dejó nombres, emociones y faenas de alto nivel. El más rotundo fue Jorge Molina, que impuso su concepto puro y vertical para pasear tres orejas de peso, rubricando así una tarde que le acerca a la siguiente fase del certamen. Le acompañaron en la puerta grande Daniel Crespo y Francisco Montero, con dos orejas cada uno, en un festejo donde se premiaron con la vuelta al ruedo dos toros bravos: Repudiado, de Manuel Sanz, y Provechoso, de Baltasar Ibán. 

Jorge Molina firmó una actuación de gran madurez. Al primero de su lote, un ibán con codicia y transmisión, lo toreó con largura y mano baja, luciendo especialmente al natural. Cerró la faena con cercanías y una estocada efectiva que le valieron las dos orejas, mientras el toro era premiado con la vuelta al ruedo. No bajó el tono en el sexto, un buen ejemplar de Manuel Sanz, al que cuajó por ambos pitones en una faena de temple, verticalidad y clasicismo, coronada con otra gran estocada y una oreja más para el esportón del toledano.

También Daniel Crespo dejó su sello. Al primero, un ejemplar de buena condición de Manuel Sanz, lo saludó con gusto a la verónica y firmó un trasteo con estética y sabor, sobre todo en el epílogo por bajo, tras el que paseó una oreja. Volvió a tocar pelo ante el cuarto, un toro con encastada exigencia al que sometió con oficio y temple, rematando de media estocada para sumar otro trofeo.

Por su parte, Francisco Montero protagonizó los momentos de mayor entrega. Al segundo, que saludó de rodillas a portagayola, lo lució en el caballo en tres varas que el toro tomó con bravura y después lo toreó con emoción hasta ser volteado de manera aparatosa, sufriendo una herida en la oreja derecha. Lejos de arredrarse, se rehízo con arrestos y terminó firmando una faena vibrante que le valió dos orejas, mientras Provechoso, de Baltasar Ibán, era premiado con la vuelta al ruedo. Al quinto volvió a recibir a portagayola, y aunque la faena no mantuvo la misma intensidad, dejó series importantes ante otro buen toro, siendo ovacionado tras pinchar.